Existe una leyenda bastante extendida que cuenta que George Washington perdió todos sus dientes todavía siendo joven y los sustituyó por una prótesis dental de madera.
Se trata de una verdad a medias, es cierto que Washington perdió casi todos sus dientes a lo largo de su vida, pero nunca llegó a utilizar ninguna prótesis dental de madera. Probablemente esta leyenda se deba al color que fueron tomando sus dientes debido al óxido de mercurio que tuvo que tomar al afrontar enfermedades como la viruela o la malaria.
Fueron estos tratamientos los que provocaron la continua pérdida de dientes de Washington, que perdió su primera pieza dental a los 22 años y que contaba ya con un solo diente el día que fue nombrado presidente.
Su vida estuvo plagada de problemas dentales y continuos dolores, que intento solucionar acudiendo hasta a nueve dentistas distintos que le fueron proponiendo distintos tipos de prótesis, todas incómodas y poco funcionales. No fue hasta que conoció a John Greenwood que encontró a su dentista definitivo. Greenwood elaboró para él una cuidada prótesis dental con dientes tallados en marfil de elefante y de hipopótamo y fijados en oro.
Tan valiosas eran estas prótesis dentales para Washington que hasta el día de su muerte fue enterrado con una de estas dentaduras postizas.